Articulo de Renée Scott

Asfixia y Evasion en La Respiracion es una Fragua de Teresa Porzecanski
Renee Scott
University of North Florida
Prepared for delivery at the 1995 meeting of the Latin American Studies Association, The Sheraton Washington, September 28-30, 1995.
(Working Draft--NOT TO BE QUOTED OR REPRODUCED EXCEPT BY WRITTEN PERMISSION FROM THE AUTHOR)
La respiración es una fragua es una colección de nueve relatos compuestos por la prolífica escritora Teresa Porzecanski, quien hasta la fecha lleva publicados nueve libros de ficción (sin contar las numerosas obras sobre temas relacionados con su profesión: la Asistente Social y la Antropología).1 Es éste el primer libro que Porzecanski publica después del período de dictadura que vivió el Uruguay de 1973 a 1985. El texto no alude directamente al tema político recurriendo a formas de decir elusivas, a la distorición de contextos sociales y a la alegoría como vehículo expresivo. Sin embargo, como se verá, el clima de opresión que recogen sus relatos sugiere que fue escrito, o por lo menos gestado, durante esos difíciles años que vivió el país. La asfixia, no tanto como parte de la anécdota sino más bien en la forma de presentarla, está siempre presente. Al mismo tiempo una constante sensación de encierro. Los protagonistas se mueven en un mundo lúgubre del que sólo es posible evadirse -aunque sea momentariamente- por medio de los sueños.
La literatura contemporánea uruguaya se ha desarrollado bajo condiciones particulares que reflejan la turbulencia social, severa represión política y violentos cambios que ocurrieron en el país. La manera de abordar realidades concretas por medio del símbolo y la alegoría es característica de la promoción literaria a la que pertenece Porzecanski, y a la que el crítico uruguayo Angel Rama se refirió como la "Generación del 69", mientras que otros la llaman "la generación del 60" o "de la crisis" por el período en que sus primeras obras aparecen. Esta generación comienza a escribir en el medio cada vez más caótico aunque todavía de plena libertad expresiva y que además, está familiarizada con la literatura experimental propuesta por "el nouveau roman" así como la de los escritores del "boom" que se leen en el momento, propone una literatura alternativa que antepone los marcos realista de la literatura urbana impuestos por la Generación del 45, por un estilo de apertura más múltiple, más exploratorio. La imaginación, la fantasía, la importancia de la fabulación y el lenguage adquieren más importancia. Sin cancelar los datos reales de la generación del 45, buscaban representar la realidad por medio de la alegoría, del símbolo.
Porzecanski comentó que su primera obra, El acertijo y otros cuentos (1968) -Premio a la mejor obra en prosa e imaginación del Ministerio de Instrucción pública- era "de ímpetu adolescente donde todavía lo formal no me interesaba tanto." Sin embargo, ya en esta primera colección se percibía su mundo narrativo dominado por ámbitos y atmósferas inquietantes y elaborado por medio de una prosa depurada y poética que la autora describió posteriormente como "un inventario de situaciones más que de personajes u objetos, situaciones transfiguradas por la iluminación de detalles poco frecuentes que se mueven en zonas confusas y ambivalentes: la locura, el sueño, diversas instancias del éxtasis, el pensamiento marginado de las interpretaciones convencionales. Todo lo que no puede ser, y sin embargo existe, de manera rotunda."2
A esto se suman las circunstancias de la dictadura. Mientras que muchos escritores languidecían en la cárcel o marchaban el exilio Porzecanski se quedó en el país y siguió escribiendo. Los doce años del régimen militar o del "Proceso Militar" se caracterizaron por una represión violenta, en la que cualquier manifestación de libre expresión era prácticamente imposible. Durante la dictadura "La narrativa aceptable debía ser aquella visiblemente 'comprensible' y fácilmente comprendida para lo que s definió vagamente como un hipótetico 'lector medio', y cuyas señas jamás se explicitaban con precisión. Pero una mayoría de reseñas periodísticas apuntó a que se proponía un público de lectores cautos, 'prudentes', representantes directos del pobre esquema cultural con que el 'proceso' pretendía demostrar que 'en el Uruguay nada de envargadura había ocurrido'." (Porzecanski 226). Aquello que no siguieron está línea optaron, por el contrario a crear una literatura caracterizada "por la distorción premeditada de los contornos previstos en persojanes y situación, y com lo ha intentado sistemáticamente todo movimiento convulsivo del arte, se abocó a borrar ese cuidadoso y precario convenio por el cual se describe consensualmente el mundo. (Porzecanski 226).
En efecto, los relatos de La respiración es una fragua, sin aludir a experiencias concretas, presentan un ambiente de terror y severa represión. "Escombros", con el que se abre la colección, comienza de estas palabras de la protagonista-narradora: "Ya sé que no viene al caso, seguro, pero tal vez valga la pena consignarlo; hay una esquina, en la calle Piedras y Pérez Castellanos, donde la indiferencia sepultó a una mujer" (7). El escenario es caótico. En un terreno baldío lleno de escombros: "asas de tazas, trozos de recipientes carcomidos, agujeros negros cuyos bordes se habían tornado filigrana de herrumbre, tajadas de sentido" (7), la protagonista encuentra una pierna femenina "como arrancada de un viejo maniquí de vitrina en desuso"(7). Mientras la observa intrigada y se pregunta si debe avisar a la policía aparece un gnomo harapiento que le dice: -"Vamos, no tiene por qué ocultar que lo dejará pasar, que hará la vista gorda. No denunciará nada, ni un poquito.... Así ha sido siempre. Todos pasamos al lado del horror, pero nos quedamos quietos. Construimos la indiferencia de cada día, pacientemente" (9-10). Y efectivamente, el enano tiene razón, la protagonista sigue de largo pero sin antes dar a conocer lo siguiente: "Ya sé que esto no viene al caso, claro, pero, de las piernas, sólo me queda una." Así acaba el relato y empezamos a entender. Aunque optemos por cerrar los ojos ante el la opresión , todos quedamos involucrados de un modo u de otro. Hay en este texto un juego entre lo real/irreal, que sugiere que nada es lo que parece, elemento que caracteriza a varios cuentos de la colección. En este caso, lo que parece una situación posible -una mujer que encuentra una pierna de un maniquí - se violenta con la presencia de un elemento fantástico -el gnomo - para terminar con la inesperada conclusión.
En "Pensión de Italia," el protagonista, quien cometió un asesinato, vive en un hotelucho para evadir la justicia: "El hospedaje había sido probablemente construido en 1920, con exceso de mampostería y estrechas balconadas de firulete de hierro"( 13). Hace años, en un arranque de envidia y frustración, había ahogado a su mujer en la bañera: "A medida que se daba cuenta del placer de Matilde, de su goce, de la inconsciencia de ella, monstruosamente gorda, pero bella, se amaba a sí misma, Fontaína dio a luz algo que se parecía al furor" (21). "Fue por eso y porque de repente gritaron 'terminó el partido' y 'Progreso cayó sin miramientos'" (23). Desde entonces transcurren sus días en la penumbra de su cuarto: "Para oscurecerse a sí mismo, apagó la lámpara. La sombra de la habitación adquirió matices y comenzó a reflejar con líneas oscilantes la huella de la luz callejera que filtraba por entre las persianas" (13). Cuando cree que nadie se acuerda del crimen, la visita que una muchacha que conoce su historia lo vuelve a la realidad. Sin embargo, lo sorprendente en este cuento es que no es esta testigo, como se espera, quien ocasiona la caída del protagonista, sino un elemento fantástico: al final la bañera inexplicablemente se va llenando de agua y atrae al protagonista llevándolo a la muerte.
A veces la muerte, de algún modo trae solaz a los que viven. En "Cosas imposibles de explicar" Armenia y su hermana Hortencia, encuentran refugio de su existencia rutinaria visitando la tumba de la madre, con quien conversan: "Quitarse el delantal, la bata de la cocina, y quedar en viso, era ya retornar in poco a sí misma" (29). "Porque había descubierto de repente la importancia secreta de tener una misión, una tarea que la arrancara de al lado del matambre y del agua aunque regurgitaba en la pileta..." (31). Hasta las seis de la tarde conversan las tres -madre y hijas- porque después se hacía tarde "y había que caminar de nuevo las cuarenta cuadras" para volver a la vida opaca de todos los días (33).
Uno de los relatos que sugiere con más nitidez el ambiente de terror que se vivió durante la dictadura es "Manias." El protagonista, presumiblemente un funcionario de la policía, ha sido enviado para vigilar a una pareja. "[[questiondown]]Por qué custodiarla, tal como se le había ordenado, si estaba allí tan francamente ordinaria, discutiendo vaya uno a saber qué problemas afectivos?" (36). Sin embargo, hay algo en la pareja que lo emociona, que lo hace pensar en sí mismo: "El cuerpo lácteo de la muchacha le hirió en los ojos con un destello que lo hacía verse a sí mismo en su inútil burocracia" (37). La despedida de la pareja lo conmueve, haciéndole recordar las últimas palabras de su abuela. "Ambos sabían que los sino inciertos arreciarían y que habría que entregarse a esa correntosa espesa y oscura de la vida" (39) Entonces decide mentir a sus superiores y decir que los perdió: "Colgó el tubo y quedó allí, de espaldas a la ventana. ahora que ya nos los quería mirar, pensó en ellos con más fuerza. 'No seré yo', pensó. 'Que sea la vida quien los enfrente a la natural descomposición del mundo. La vida como viene..." (40)
"Herejías," explora nuevamente el tema del hombre frente a la muerte. Ferus, una bruja de la Edad Media está condenada a morir en la hoguera: "el Gran Inquisidor estaba en lo cierto: toda mujer sin marido y sin convento era algo extraño, posible de invasión, de confusión o cieno" (41). "Antes del amanecer, habrían de llegar los custodios para escoltarla, ya no al tormento sino a la pira" (43). En ese momento puede ver el futuro y que "todo lo que acontecería tendría un momento y su final" (44) y este reconocimiento la vigoriza para enfrentar su destino final.
En "Oscura pasión por los rincones" una casa se personifica para plantear el problema del hombre frente a la historia. (Este tema es muy interesante ya que durante la dictadura uruguaya los militares trataron de inculcar su versión de la historia nacional restructurando los planes de educación y hasta modificando el nombre de las calles). Begonia observa consternada cómo la prima recién llegada viene a perturbar la antigua residencia familiar "Porque la casa era un animal escondido en el interior de una vulva tornasolada. Tenía sus emociones, sus estados de ánimo, sus caprichos" (49) Tratar de desenfundar los muebles, restaurarlos era violar la tranquilidad de los antepasados y como se ve en la conclusión no es posible: "Entonces Begonia supo, tuvo la certeza de que la prima estaba perdida, y vio cómo quería todavía retener sus carnes que se le escapaban, se le desolvían arrancadas ahora por ese hambre de sus viejos parientes, que se nutrían de ella para reconstituir sus cuerpos" (51)
Para escapar de situaciones límites hombres y mujeres recurren a la fantasía. Este es el caso del protagonista de "Paralelo, sinuoso corazón," un pobre oficinista que hace treinta años que trabaja en una oficina pública. Lo único que lo distrae de su existencia solitaria es observar, a través de la ventana del hotelucho donde reside, a parejas haciendo el amor. Un compañero de oficina le presta una revista pornográfica: "Desde su interior, figuras hieráticas remedaban cópulas diversas, gimnacias suecas, oquedades y entuertos" (57). El protagonista pretende hacer el amor a una de las figuras en la revista mientras se imagina que es una mujer que está en el pieza de enfrente. El relato describe su fantasía sexual paso a paso. Al final: "... la mujer abrió lentamente las piernas y expuso una a una sus partes, la trama de sus múltiples lubricadas valvas que rezamaban vértigo, almíbar que goteaba plic y plac sobre el mosaico...Lamer, lamer allí, se dijo Fernández en su último intento por apalabrar lo indecible" (61). El cuento concluye informando que "De Fernández solamente se supieron dos cosas: a) que habia pagado por adelantado todas las cuotas de su entierro y b) que había traspapelado un expediente de la Compañía General Importadora que nunca se pudo recuperar" (61).
Otro relato donde la fantasía acompaña a quienes se sienten atrapados es "Noche automática del cielo" en el cual la protagonista, en su creciente sufrimento y en una "ciudad lacustre y extinguida" (63), encuentra consuelo en la presencia constante de la luna: Mientras corre perseguida: "Quiero ver la luna .... antes de que me acosen y me den caza" (63); luego ya atrapada en un automóvil piensa: "una ciudad impune no podía, no debía jamás tener una luna total, franca redonda, como aquellas que anochecían recién nacidas sobre el campo" (65). Finalmente, cuando desciende del auto: ""con sus cráteres mudos, con su sonrisa tierna, la luna existía más terráquea que nunca, insistituible" (66).
En "La respiración es una fragua," el último relato de la colección y que le da el nombre, Lil, la protagonista, quiere escapar de la oficina donde está encerrada: "El inmenso edificio se erguía como la finalísima pirámide de Keops, en un desierto de sombras alargadas ... escritorios alineados semejaban rectángulos prematuros, sin sentido; las máquinas de escribir habían callado y mostraban, despojadas, sus blancas dentaduras. Las computadoras esgrimían ciegas sus pantallas. Ni las moscas giraban ya, en el tardío anochecer" (67). Su único compañero, un maniquí, trata de disuadirla: "No veo por qué desdeñar las soluciones lógicas -decía... - Por qué desarrollar una búsqueda imposible de la inaudito. No existe nada más allá" (69). Pero es muy tarde y Lil prefiere arriesgarlo todo a permanecer en una situación que no ofrece salvación: "Y ya tarde, iba el maniquí comprendiendo, ya casi había comprendido, que esa voluntad perversa de dejarse ir no era sino la libertad del que sale de las reglas para siempre y porque sí (72).
En conclusión, los relatos de esta colección permiten una doble lectura. Por un lado pueden leerse como una reflexión sobre la cultura moderna (interpretación que no se ha hecho aquí ya que merecería otro trabajo), y por el otro, como una descripción de los años de represión política que vivió el Uruguay (le lectura hecha en esta oportunidad). Como se ha visto dos elementos se destacan: 1. temáticamente, plantean situaciones límites, y en la mayoría está presente la muerte, y 2. alternan la realidad y la fantasía. A diferencia de otros escritores, como Julio Cortázar o su contemporánea Cristina Peri Rossi, cuyos relatos fantásticos se caracterizan por la multiplicidad de narradores o rupturas temporales y espaciales, los relatos de Porzecanski son básicamente líneales. El elemento fantástico que se aborda directa o tangencialmente, no aparece como una forma de evasión, sino más bien, como un ensachamiento de la realidad. Termino subrayando que como en toda la obra de esta escritora, en la colección
analizada, se destaca su habilidad para contar bien una historia. Los relatos son breves pero están escritos en una prosa poética y depurada. La tenaz preocupación de Porzecanski por la palabra justa, es evidente.
Citas
1. Su producción literaria incluye los libros siguientes:
A. Antes de la dictadura :
El acertijo y otros cuentos. Relatos. (Arca, 1967) -Premio a la mejor obra en prosa e imaginación del Ministerio de Instrucción Pública.
Historias para mi abuela Relatos. (Letras 1970)
Esta manzana roja. Prosa y poesía. (Letras, 1972)
B. Durante la dictadura:
Intacto el corazón. Poesía. (Banda Oriental, 1976)
Construcciones. Relatos. (Arca, 1979).
Invención de los soles. Novela. (MZ, 1981 y Nordán, 1982).
C. Durante el actual período la re-democratización:
Una novela erótica (Margen, 1986)
Ciudad impune (Monte sexto, 1986)
Cuentos de nunca acabar (Trilce, 1988)
Mesías en Montevideo ( 1989)
Una respiración es una fragua (Trilce, 1989).
Cuentos de ajustar cuentas (Trilce, 1990)
La muerte hace buena letra (Trilce, 1993)
Perfumes de Cartago (Trilce, 1994).
2. En una entrevista de 1980 que realicé. Inédita.
Bibliografía citada
Teresa Porzecanski. La respiración es una fragua (Montevideo: Trilce, 1989).
Teresa Porzecanski. "Ficción y fricción de la narrativa de imaginación escrita dentro de fronteras, " en Represión, exilio y democracia (Montevideo: Ediciones de la Banda Oriental, 1987).

Back to LASA95 Pilot Project page.

Entradas populares de este blog