Perfumes de Cartago según Jose Sarzi y Leonor Taiano.
PERFUMES DE CARTAGO: DIÁLOGO ENTRE LAS RAÍCES
EXTRANJERAS Y LA BÚSQUEDA DE UNA IDENTIDAD URUGUAYA.
José Sarzi Amade*, Leonor Taiano Camooverde**
Lo que coexiste es el recuerdo pero no el pasado, porque
éste terminó. Las cosas que se narran son definitivas, esas cosas
milagrosas que ocurrieron no podrán volver a ocurrir[…] Las cosas
y personas perdidas, se perdieron [---]esto es una comprobación de
la novela [---] y al final Lunita sabe que se perdió ese mundo.1
Introducción
Perfumes de Cartago es una novela en la cual la meta-historia y la historia dialogan
constantemente. Los personajes añoran un paraíso perdido, un lugar utópico ligado a un
pasado legendario de valor fundador. Teresa Porzecanski recurre a tiempos remotos
imaginarios para analizar los problemas y las características de la realidad uruguaya.
Aquellos habían sido países de ensueño, países que no fueron países sino mundos.2
El carácter ideal del pasado y la naturaleza prosaica del presente forman parte del
imaginario de cada uno de los personajes. Los diversos escenarios de la novela conducen a un
tiempo antiguo en el que los prados, las flores, las ninfas y los frutos de la natura son el
reflejo de un mundo que fue mejor. La narración trata una utopía nostálgica, de origen
mitológico que describe una edad caracterizada por la unión perfecta entre el plano humano y
el plano divino. Los personajes rememoran un tiempo antiguo en el cual los seres humanos
vivían de manera similar a las divinidades, sin tristezas, ni dolores.
Hubo lugares radiantes que ahora no puedo recordar, fachadas desaparecidas, balcones. Ciertos patios por
donde asomó un sol distinto (p. 9)
* Estudiante de M.A. en Université Charles de Gaulle - Lille III, Francia.
** Doctoranda e investigadora en Universitetet i Tromsø, Noruega.
1 Fragmento extraído de la entrevista realizada por Mónica Flori intitulada “La narrativa de Teresa Porzecanski
-Una conversación con la escritora uruguaya” en Revista Espéculo, número 19. Disponible on line en:
http://www.ucm.es/info/especulo/numero19/porzecan.html
2 Teresa Porzecanski, Perfumes de Cartago, Trilce, Montevideo, 1994, p.8. Todas las citaciones sobre Perfumes
de Cartago que aparecen en el artículo han sido extraídas de esta edición. Por consiguiente, evitaremos
mencionar la fuente y sólo pondremos el número de página entre paréntesis.
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La novela parece testimoniar que el universo, así como los humanos, también sufre una
metamorfosis con el transitar del tiempo. El pasado evocado se relaciona con una mítica
infancia del humanidad, caracterizada por una época eterna que sirve de contrapartida al
tiempo histórico de los hombres.
Retorno a la edad de oro por medio de las raíces
Perfumes de Cartago inicia en el presente, introducido por medio del personaje de Lunita,
uruguaya de nacimiento, cuyos orígenes familiares son judíos-sirios, quien contempla desde
la ventana de su oficina el mundo carnavalesco exterior. Las personas que ve por la calle
exteriorizan características de un mundo prosaico.
Lunita Mualdeb es una funcionaria, su oficina se encuentra en la avenida 18 de julio, que en tiempo de
carnaval está llena de vendedores, paseantes, mendigos. (p.7)
Este escenario carnavalesco contemporáneo le induce a reflexionar sobre la naturaleza
de un tiempo que desconoce. Para ella el pasado y el presente están enlazados por las
descendencias, pero en el desarrollo de los árboles genealógicos hay una transmutación que
hace que los seres pierdan su natura mágica. Lunita contempla a los niños que juegan y piensa
en la diferencia que existe entre estos infantes y sus antepasados.
Sus abuelas habían flotado como ninfas por jardines de perfumes intensos, recordó y habían sido
ejecutoras de hechos mágicos, milagrosos, supo. De pronto, una sensación de pérdida de familiaridad y
reconocimiento la acometía. (p. 8)
La protagonista se siente ajena al mundo que está avistando, como si la ventana fuese
una muralla para delimitar su espacio de separación con este. La mascarada le hace pensar a la
búsqueda de su identidad y a la vida de las mujeres que la precedieron en su familia.3
Supo, como si alguien se hubiese empeñando en mostrárselo, que vidas como las de sus abuelas y
hermanas de sus abuelas, jamás volverían a ocurrir, los tiempos de ahora eran prosaicos, carecían de
delirios. (p. 8)
La descendiente de los Sus-Mualdeb decide dar las vueltas al presente para comenzar
a indagar sobre el pasado de su familia, las imágenes del carnaval comienzan a combinarse
con los recuerdos de objetos que pertenecieron a sus anteriores, el jolgorio actual le conduce a
lugares arquetípicos de un pasado remoto cuyos protagonistas eran los miembros de su propia
genealogía. siente que su estirpe pertenece a un período idílico de lugares de “ensueño”,
3 Un estudio interesante sobre la búsqueda de identidad en la narrativa de Teresa Porzecanski lo ha hecho
Debora Cordeiro-Sipin en su tesis Jewish Authors from the Southern-Cone: Argentina, Brazil, and Uruguay,
Florida State University, 2005, pp. 96-111. Disponible on line en http://etd.lib.fsu.edu/theses_1/available/etd-
04112005-164931/unrestricted/Sipin_D.pdf
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viendo sus manos piensa que estas “brotaban de escondida raíz (p. 8)” y decide abrir las
puertas de la casa de aquella familia de la que nunca conoció verdaderamente.
Lunita y Ángela Tejera
En la novela son dos los personajes que hacen un traslado hacia la cultura de sus antepasados
por medio del carnaval: Lunita (quien pertenece al mundo de los blancos/descendientes de
inmigrantes) y Ángela Tejera (mulata, quien pertenece al mundo de los segregados por la
sociedad uruguaya). Estos dos personajes son una demostración de la estratificación social
uruguaya.
El baile de máscaras en Perfumes de Cartago desempeña una función simbólica y
sociológica a la vez. A nivel simbólico, el carnaval muestra un mundo al revés, en el cual los
valores de los mundos idílicos han desaparecido. A nivel sociológico, la autora utiliza esta
fiesta para establecer realidades socio-antropológicas sobre el sistema social uruguayo44, pues
trae a colación la condiciones de la gradación social y racial en Uruguay. Mientras Lunita
contempla el desfile de apertura de la avenida 18 de julio, Ángela asiste al desfile de los
barrios negros o desfile de llamadas, en el cual los protagonistas son los tambores que marcan
el ritmo del Candombe.
Por medio de las comparsas del barrio negro la narradora reflexiona sobre la
degradación del saber afro-uruguayo. La cultura y las creencias africanas se han convertido en
una remedo en el continente americano, los estandartes que antes honraban a los espíritus
selváticos ahora son solamente una representación folclórica de una minoría étnica.
[…] comparsas de negros y de blancos pintados como negros, avanzan con estandartes que otrora
honraran a los traicionados espíritus de las selvas. (p. 61).
El ruido de los tambores, la presencia de otros afro-uruguayos, hacen que Ángela
Tejera entre en un plano pseudo-onírico y viaje astralmente hasta el Sudán adonde ve un
grupo de mujeres que descienden con cántaros en sus cabezas.
Como en un sueño, Ángela Tejera ve de pronto venir hacia ella imágenes precisas de calles de calles de
terraplén en una aldea Bambara del Sudán, por la que descienden en fila india altas mujeres con
cántaros ovales en equilibrio perfecto sobre sus cabezas (p.62).
Ángela ve a esta misma raza de mujeres, caminando descalza por las aceras de
Montevideo, trabajando como lavanderas para las personas que las habían esclavizado.
4 Véase Gustavo Remedi, Carnival theater: Uruguay’s popular performers and national culture, University of
Minnesota Press, Minneapolis, 2004, p.43.
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Porzecanski utiliza el contraste entre los colores negro-blanco y la profesión de lavanderas de
las afro-uruguayas para demostrar la posición servil de estas. Los pensamientos de Ángela
transitan entre la libertad de sus antepasados en África, su captura, su esclavización y su
marginalización social después de la abolición.
Siglos después, serían lavanderas negras que en las madrugadas cruzaban las aceras congeladas con los
pies descalzos. […]vio Ángela que las negras lavaban y lavaban la ropa para tornarla más blanca. (p.
62)
La joven afro-uruguaya se considera coparticipe de la suerte de los demás miembros
de su raza y ella misma se siente capturada con cadenas.
[…] Ángela se mira los brazos, los tobillos, tiene cicatrices de cadenas en muñecas, en el cuello. Ve a su
abuelo el predicador, hundido en el umbral de una casa, en un país extraño, en una ciudad marítima.
Hace frío. (p.62)
El símbolo de la llave
Según Juan Eduardo Cirlot, simbólicamente el encuentro de una llave expone, pues, la fase
previa a la del hallazgo del tesoro difícil de encontrar. Para él, existe un parentesco
morfológico entre la llave y el signo de Nem Ankh o cruz anzada de los egipcios. Según
Cirlot la Nem Ankh representa la llave de la vida eterna que abre las puertas de la muerte para
la inmortalidad5.
En el caso de Lunita, mientras está observando el carnaval montevideano, su mano
percibe “ el frío bronce de una llave alargada” (p. 8). Este objeto le permite abrir la puerta de
la casa de la familia Sus - Mualdeb, estirpe hebreo-siria llegada a Montevideo durante las
primeras décadas del novecientos. La llave no la conduce a la puerta de la eternidad, pero le
permitirá viajar a través del tiempo y del espacio, conocer la vida de sus antepasados y
reconocer su propia identidad. El desplazamiento fantástico de Lunita es un tipo de iniciación
a la búsqueda de si misma, por medio de sus orígenes extranjeros encontrará finalmente su
propio destino y decidirá asumir su identidad de uruguaya.
Las puertas de la casa Mualdeb sirven para analizar por medio de una combinación de
elementos reales y fantásticos, hechos importantes de la historia de Uruguay, tales como: la
migración, la esclavitud, la prostitución, el anarquismo, la dictadura, etc.
5 Cfr. Juan Eduardo Cirlot, Diccionario de los Símbolos tradicionales, Ediciones Siruela, Madrid, 2004, p. 43.
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La migración
La casa Sus- Mualdeb muestra los secretos de esa estirpe destinada a la migración, que es uno
de los tópicos comunes de la escritura de Teresa Porzecanski. Por medio de los
desplazamientos del linaje Sus-Mualdeb, la escritora hace de Perfumes de Cartago una novela
itinerante en la cual el destino de las diferentes generaciones está relacionado al constante
cambio de lugar.
Días largos navegando hacia una melancólica tierra prometida. Nada parecía haber ocurrido entre el
viaje de Abraham Neftalí Sus, el padre del padre de su abuelo, escapado del Reino de León hacia poco
más de cuatro siglos y este viaje suyo ahora (p.32)
El éxodo constante de la descendencia de la ya mencionada familia es una suerte de
aprendizaje relacionado con la búsqueda de un lugar quimérico en el cual los miembros del
clan encontrarían finalmente la cesación de todos los dolores que su estirpe había sufrido.
A lo lejos, casi veía sus pueblos desnudos, inocentes de pecado, cultivando huertos de los que brotaban
sandías […]Una tierra que no conocía el odio ni el estigma. Una tierra sin mal […] bajo una brisa
compasiva, reposaría de los dolores de su estirpe, enterrados en él por cópulas antiguas.(p.31)
La emigración, uno de los ejes temáticos de mayor importancia en el desarrollo de la
novela, se relaciona con los mitos del paraíso, del exilio, del eterno retorno, de la búsqueda
del ser. Constituye una transición entre el universo del extranjero y la realidad nacional
uruguaya. Por medio del desplazamiento de las mujeres de la familia Sus-Mualdeb, la voz
narrativa habla de los consulados uruguayos itinerantes, de los barcos de inmigrantes, etc.
Nazira Mualdeb mientras responde al funcionario piensa a los manteles bordados a mano de su propia
madre que llevará y que cruzarían el mar como nunca lo habían hecho su madre ni la madre de su madre
(p. 22)
El patriarca del grupo José Sus muere antes de desembarcar en Montevideo. Nazira y
sus hijas experimentaban amargas experiencias de vida como el alojamiento en conventillos,
el co-alquiler de una casa, el abuso sexual hacia Camila, la prostitución de Esterina, etc. Los
personajes son una reflexión sobre la posición del inmigrante femenino, no siempre fácil, en
Uruguay.
El lugar que esta familia había concebido como una tierra prometida en la que
terminaban todos los problemas que les sucedían en Aleppo difiere del lugar idílico de sus
fantasías. Nazira la matriarca del grupo familiar comienza a viajar oníricamente a Ur, donde
su mente reconstruye jardines de perfecta vida y armonía, como si estos desplazamientos
imaginarios le ayudasen a escapar de una realidad que le resulta extraña y frustrante.
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De pronto Nazira se ve a si misma, en una antigua cocina de Ur. En los almíbares anaranjados del
damasco se congrega un travieso sabor, meloso al principio, agrio después, que retrotrae a jardines
milagrosos del comienzo del mundo. El hervor ambarino crepita sobre la llama como un molusco vivo e
informe, emitiendo un brillo de vapores de azúcar. Ese sabor habíase generado solamente en Ur, en los
huertos prohibidos del principio, en lis que frutos insólitamente grandes maduraban soberbios e
intocados. Ahora, milenios más tarde, desolado el jardín por la expulsión de todo humano, sólo roces de
hojas y ramajes conversaban secretísimos cuentos de pecado. (p.13)
Contexto político - ideológico
Los personajes de la novela viven entre dos mundos, necesitan alternar la realidad con un
cosmos creado por sus mentes. El personaje de Jeremías Berro por ejemplo divide sus
pensamientos en tres espacios temporales: un pasado de mundos de gesta, su propio pasado en
Siria y su presente en Uruguay. Su perfumería llamada Perfumes de Cartago le abre las
puertas de aquel que considera su propio espacio.
Como le ocurriera cada mañana que entrara, sintió que ése era su verdadero espacio, mucho más que su
casa y que el dormitorio que compartía con Jasibe, era ese salón de piso ajedrezado y con fuerte olor a
humedad. (p.17)
Su verdadero sitio era un punto en el que podían converger sus recuerdos, su presente
y sus sueños. En este lugar Berros reconstruía lo que él pensaba fuesen los olores y las
sensaciones de un Cartago idealizado.
Perfumes de Cartago no era sólo un nombre para recordarle a la clientela trozos de mundos olvidados
[…]. Jeremías Berro había querido invitar a la gente a soñar con travesías y lugares distantes, ya por
mucho tiempo desaparecidos. (pp. 23-24)
La perfumería de Jeremías Berro es también el lugar que le permite participar en la
vida política de Uruguay y de cierta manera integrase a este su nuevo país.
“Bien”, dijo Jeremías Berro, “justo lo que andaba buscando. Porque yo pretendo lo mismo para éste,
que ahora es mi país. Quiero unirme a ustedes” . (p.26)
Este personaje entrelaza elementos pertenecientes a la sociedad uruguaya con
componentes pertenecientes a las realidades de otras naciones que han penetrado por medio
de sus inmigrantes en la vida montevideana.
“Acá hay una revolución, señor , en este mismo momento, y aunque usted no lo crea” dijo Anselmo
[…] tenía en ese momento un gobierno dictatorial. Ese significaba que no había sido elegido por
mecanismos democráticos, sino que la persecución y el fraude habían primado sobre las leyes
constitucionales. (p. 25)
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La dictadura de Gabriel Terra constituye el escenario para la intervención de Berro en
la contexto uruguayo6. Durante su mandato, Terra disolvió el parlamento y censuró la prensa,
su gobierno fue de carácter conservador, autoritario y antiliberal al que se opusieron
diferentes movimientos políticos e ideológicos como lo indican los hermanos Tartaglia en la
novela.
Jeremías Berro les pregunta cuales eran las ideas que profesaban esos patriotas y los jóvenes responden:
“son blancos positivistas y colorados democráticos” “y hay también anarquistas, socialistas, y soñadores
de todo tipo” “lo que nos une es querer un país libre y un gobierno legítimo” (p.26)
Berro se deja influenciar por los pensamientos anarquistas de los hermanos Tartaglia.
El apellido italiano de estos dos personajes es un instrumento que Porzecanski utiliza para dar
a notar que los pensamientos sindicalistas que circulaban en el Uruguay de los años treinta
eran en parte influenciadas por las ideas anarquistas italianas.
Jeremías Berro asumirá totalmente su papel de integrante activo de la vida uruguaya,
incluso será capaz de crear una bomba aromática para eliminar a Gabriel Terra que estallará
en la pieza de una pensión del barrio de la aguada, matando a Giménez, emisario de los
hermanos Tartaglia.
“Extraño acontecimiento en el barrio de la aguada […]. Se encontró un hombre muerto en una pieza de
pensión en extrañas circunstancias: habría fallecido por rara explosión aromatizada”.(p. 98)
La figura de los agitadores es referida en diferentes capítulos de la novela y circunda
no sólo a Jeremías Berro. Esterina, la madre de Lunita, se convierte en amante de un
anarquista que llegó a esconderse al prostíbulo en el que ella trabajaba.
A las cuatro de la mañana y después de haber bajado dos litros de caña, profirió acusaciones, delató
nombres, y concluyó con una reflexión de si mismo […] “soy anarquista” […] “me vine de Buenos
Aires” […] (p.40)
Además el misterioso co-inquilino Peralta esconderá, en el sótano de la casa alquilada
por la familia Mualdeb, a los anarquistas perseguidos por el gobierno de Terra.
La prostitución
Esterina, madre de Lunita, ejemplifica la frágil posición de la mujer extranjera en el
Uruguay de inicios del siglo XX. Esta mujer nos es presentada como víctima de un abuso
legal.
6 Véase Elizabeth G. Rivero, Visiones y Revisiones: El espacio de la nación en la narrativa uruguaya del
retorno a la democracia, Department of Spanish and Portuguese, University of Maryland, 2005, pp. 53-86.
Disponible on line en http://www.lib.umd.edu/drum/bitstream/1903/3200/1/umi-umd-3023.pdf.
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“Esto es una capitulación matrimonial de bienes” –escuchó que el abogado explicaba- “y es totalmente
válida” agregó. (p. 27)
Esterina se animó a preguntar como podía ser válida si ella no había firmado ningún papel, si
sistemáticamente se había negado a hacerlo cada vez que su marido la encerraba después de golpearla.”
Justamente, sonrió el abogado, “aquí hay una cruz y los testigos declaran que usted no sabía firmar.
(p.27)
Mientras trata de entender las bases de una justicia injusta, el abogado la mira
insinuándole que si ella aceptaba sus propuestas sexuales, él habría podido facilitarle las
cosas.
[…]Allí estaba ese abogado mirándola con propuestas en los ojos. Si ella quisiera él haría todo lo
posible. (p.27)
Esterina se encuentra sin bienes, analfabeta y con una hija que mantener. La única
opción que halla para poder salir adelante fue seguir el consejo de su amigo don Zaquim y
convertirse en prostituta como otras jóvenes extranjeras que tenían una situación parecida a la
suya.
[…]Muchas jóvenes llegadas de Polonia, de Lituania, aunque las más solicitadas eran como ella, sirias
que hablaban francés o francesas de padres sirios. (p.29)
Esta vida constituye un modo de sobrevivencia que la protege de la intemperie. Por
medio de la prostitución puede dar ciertas comodidades a su hija Lunita y además se puede
permitir enviar dinero a Siria para hacer llegar a sus familiares.
[…]tendría una habitación para ella y para la niña, y comida, y podría enviar a buscar a sus padres y
hermanas, y hasta recuperarse – sólo trabajaría por las noches- y quizás, con el tiempo, podría
comprarse una máquina de coser. (p.29)
La casa de trata de doña Regina es el perfil de un hecho común en Uruguay durante las
primeras décadas del siglo XX. Muchas jóvenes extranjeras llegaban a Uruguay víctimas de
engaños y se encontraban bajo la tutela de un proxeneta.
Era cierto que muchas de las otras se quejaban; las polacas que habían sido embarcadas por supuestos
prometidos enriquecidos de la noche a la mañana en una América pródiga, las que habían traído del
bajo Yerbal, ahora clausurado, y enfermado ya dos y tres veces, las que sabían que estaban infectadas y
suscritas en largo plazo a una decadencia que no perdonarían ni clientes ni dueños. Las que habían
soñado con ser estrellas de varieté subiendo de bien abajo y encontrando como por casualidad a aquel
que con locura y heroísmo las redimiría de una vida perversa. Las maldiciones se escuchaban en varios
idiomas. (p.38)
Las circunstancias sociales de la mujer en Uruguay no eran favorables a inicios del
novecientos. El espacio que se les reservaba como miembro activo de la sociedad era el área
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doméstica. Porzecanski demuestra que una mujer que deseaba solventar a su familia no tenía
muchas opciones. La prostitución representaba para las inmigrantes, sin dinero y con
problemas lingüísticos, uno de los pocos modos de sobrevivencia7.
La tradición afro-uruguaya
En Perfumes de Cartago los inmigrantes son la base de la novela. Los elementos culturales,
que cada uno de ellos porta consigo desde su nación, van a marcar no solamente la vida de los
expatriados propiamente dichos, mas también la vida de sus descendientes.
Ángela Tejera es un componente clave para introducir la realidad afro-uruguaya en la
obra. La criada de los Mualdeb es una prueba de lo arduo que era para los afro-uruguayos
integrarse a una sociedad segregacionista:
[…]Se sintió negra entre los blancos. Parda vio su propia piel de los brazos y se preguntó para qué había
venido. (p.46)
La joven sirvienta siente el dolor de la discriminación racial y posee un cierto
resentimiento por las personas que han sometido su ralea. En la novela es cortejada por un
joven de apellido portugués (Moreira) a quien desprecia y trata como esclavo, quizás para en
cierto modo hacer pagar a la estirpe lusitana las humillaciones que sufrió su abuelo Cristiano
Tejera.
[…]su abuelo le había contado cómo había escapado a campo traviesa de la cadena esclavista de un
bandeirante. (p.48)
Cristiano encarna al africano escarnecido en su tradición. Obligado a cambiar de
continente, de nombre y de religión forma parte de los miembros marginados de la sociedad.
La imposición de una identidad, de una condición social, de un culto y de una tierra son motes
de la represión existente durante el período colonial.
[…]Cristiano Tejera, así bautizado por un jesuita ciego, profeta caminaba como Abram. (p. 48)
El contexto situacional de los afro-uruguayos de Perfumes de Cartago no difiere tanto
del estatuto que tenían durante la época colonial. La ley de vientres y la abolición son
solamente apariencias, pues continúan a ser marginados8. Ángela Tejera trabaja para la
familia de inmigrantes porque ninguna casa uruguaya quiso asumirla por su color de piel; para
7 Un estudio importante sobre la trata de blancas en Uruguay ha sido realizado por Ivette Trochon en su libro
Las mercancias del amor: Prostitución y Modernidad en el Uruguay (1880-1932), Taurus, Montevideo, 2003,
p.144.
8 Para profundizar sobre la condición de los afro-uruguayos véase el libro de Jorge Pelfort, 150 años: abolición
de la esclavitud en el Uruguay, Ediciones de la Plaza, Montevideo, 1996, p.127.
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ella Nazira, quien la contrató, tiene una función angelical, pues le ofreció que sea su
doméstica evitándole una vida callejera.
[…]Quiero decir, doña Nazira, que así como un ángel me la puso a usted en el camino, otro ángel me lo
puso a él. Pero como el está lejos, y nunca me conocería, fue en sueños también que me preñó […] se
trata de Carlos Gardel. (p.108)
Teresa Porzecanksi manipula perfectamente la función de este personaje en la novela,
pues ella parece figurar al Orisha Oshum, quien ha sido suplantada (en algunas poblaciones
afro-americanas) por la virgen de la Caridad. La sirvienta de la familia Mualdeb es al mismo
tiempo la conservación de la identidad africana y la imposición de la tradición uruguaya.
Ángela se había puesto un vestido de seda brillosa que había pertenecido primero a Jasibe y luego a
Lidia. Alguien había comentado que el vestido tenía su historia. En la vieja Damasco, el padre de
Nazira lo había comprado para que lo luciera ante la familia de un posible marido con el que estaba a
punto de cerrar trato para un honorable y conveniente matrimonio. (p.45)
Ángela Tejera, mulata, representa la fusión perfecta, ella es al mismo tiempo Oshum
(por ello su vestido de seda brillosa) y la Virgen de la Caridad. La unión de Tejera y Gardel se
produce en el plano onírico, el hijo que ella lleva en su vientre es un ideal.
Reconocimiento de una identidad uruguaya
Perfumes de Cartago rememora las vivencias de los inmigrantes y de los descendientes de
inmigrantes nacidos en Uruguay. La función de los primeros es la de construir un puente, al
interno de la narración, entre lugares lejanos y la ciudad de Montevideo. Los segundos, en
cambio, representan la búsqueda de una identidad nacional. Lunita y Ángela Tejera son el
símbolo de tantos hijos de inmigrantes que tratan de saber quienes son.
Lunita, al final, decide continuar con su vida diaria y lanza la llave al mar por el cual
llegaron sus antepasados. Este acto figura su toma de posición del territorio uruguayo como
suyo, reconociendo, tal vez, que el mundo prosaico cotidiano es suyo y que aquellos
universos de ensueño de sus antepasados eran solamente parte de un remoto recuerdo al cual
ella no pertenece.
El mestizaje es, probablemente, la única manera que Ángela Tejera encuentra para
medrar en la sociedad. Su problema no es sólo una cuestión de ajenidad en relación a la tierra
de nacimiento, sino es también un problema de segregación racial. La combinación étnica
ocurrida por medio del plano onírico demuestra el carácter improbable de esta unión en la
realidad uruguaya.
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Conclusiones
Perfumes de Cartago trata la realidad multicultural uruguaya. La presencia de inmigrantes
provenientes de Oriente Medio, Europa y África indican que la sociedad rioplatense es un
sistema compuesto por una combinación de nacionalidades.
La obra es un verdadero estudio de las causas de la estratificación social uruguaya. La
autora busca estas razones en el período de expansión español. La situación que viven los
personajes en el presente es el fiel reflejo de lo que vivieron sus anteriores durante la época de
auge colonial.
La novela es un constante diálogo entre los mundos legendarios y el mundo real. Los
personajes se mueven entre una dimensión meta-histórica y la realidad histórica. El contraste
existente entre estas dos dimensiones sirve para demostrar los desafueros presentes en el
mundo contemporáneo.
Los personajes de Perfumes de Cartago buscan su propio espacio por medio de la
reivindicación de sus orígenes y la adaptación a la sociedad en la que viven. Los protagonistas
femeninos demuestran el difícil papel de la mujer al interior del sistema social del novecientos
que las destina a una realidad casera o al meretricio.
Perfumes de Cartago es una novela que permite una doble lectura. Por una parte es
una obra fantástica en la cual se reconstruyen mundos ideales, y por otra, es una novela que
examina la realidad social uruguaya tomando en consideración todos los elementos humanos
que la constituyen.
José Sarzi Amade, Leonor Taiano Camooverde
85
Bibliografía:
AMIR Samin, El desarrollo desigual,. Fontanella, Barcelona, 1978.
CIRLOT Juan Eduardo, Diccionario de los Símbolos tradicionales, Ediciones Siruela,
Madrid, 2004.
CORDEIRO-SIPIN Debora, Jewish Authors from the Southern-Cone: Argentina, Brazil, and
Uruguay, Florida State University, Florida, 2005.
FARAONE Roque, El Uruguay en que vivimos(1900-1968), Arca, Montevideo, 1970.
METHOL FERRÉ Alberto, Las corrientes religiosas, Nuestra Tierra, Montevideo, 1969
PELFORT Jorge, 150 años: abolición de la esclavitud en el Uruguay, Ediciones de la Plaza,
Montevideo, 1996, p.127.
PORZECANSKI Teresa, Perfumes de Cartago, Trilce, Montevideo, 1994
REMEDI Gustavo, Carnival theater: Uruguay’s popular performers and national cultura,
University of Minnesota Press, Minneapolis, 2004.
RIVERO Elizabeth G., Visiones y Revisiones: El espacio de la nación en la narrativa
uruguaya del retorno a la democracia, Department of Spanish and Portuguese, University of
Maryland, 2005.
TROCHON Ivette, Las mercancias del amor: Prostitución y Modernidad en el Uruguay
(1880-1932), Taurus, Montevideo, 2003.
Sitografía:
http://www.ucm.es/info/especulo/numero19/porzecan.html
http://www.ucm.es/info/especulo/numero19/porzecan.html
http://etd.lib.fsu.edu/theses_1/available/etd-04112005-164931/unrestricted/Sipin_D.pdf
http://www.lib.umd.edu/drum/bitstream/1903/3200/1/umi-umd-3023.pdf.
José Sarzi Amade, Leonor Taiano Camooverde
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EXTRANJERAS Y LA BÚSQUEDA DE UNA IDENTIDAD URUGUAYA.
José Sarzi Amade*, Leonor Taiano Camooverde**
Lo que coexiste es el recuerdo pero no el pasado, porque
éste terminó. Las cosas que se narran son definitivas, esas cosas
milagrosas que ocurrieron no podrán volver a ocurrir[…] Las cosas
y personas perdidas, se perdieron [---]esto es una comprobación de
la novela [---] y al final Lunita sabe que se perdió ese mundo.1
Introducción
Perfumes de Cartago es una novela en la cual la meta-historia y la historia dialogan
constantemente. Los personajes añoran un paraíso perdido, un lugar utópico ligado a un
pasado legendario de valor fundador. Teresa Porzecanski recurre a tiempos remotos
imaginarios para analizar los problemas y las características de la realidad uruguaya.
Aquellos habían sido países de ensueño, países que no fueron países sino mundos.2
El carácter ideal del pasado y la naturaleza prosaica del presente forman parte del
imaginario de cada uno de los personajes. Los diversos escenarios de la novela conducen a un
tiempo antiguo en el que los prados, las flores, las ninfas y los frutos de la natura son el
reflejo de un mundo que fue mejor. La narración trata una utopía nostálgica, de origen
mitológico que describe una edad caracterizada por la unión perfecta entre el plano humano y
el plano divino. Los personajes rememoran un tiempo antiguo en el cual los seres humanos
vivían de manera similar a las divinidades, sin tristezas, ni dolores.
Hubo lugares radiantes que ahora no puedo recordar, fachadas desaparecidas, balcones. Ciertos patios por
donde asomó un sol distinto (p. 9)
* Estudiante de M.A. en Université Charles de Gaulle - Lille III, Francia.
** Doctoranda e investigadora en Universitetet i Tromsø, Noruega.
1 Fragmento extraído de la entrevista realizada por Mónica Flori intitulada “La narrativa de Teresa Porzecanski
-Una conversación con la escritora uruguaya” en Revista Espéculo, número 19. Disponible on line en:
http://www.ucm.es/info/especulo/numero19/porzecan.html
2 Teresa Porzecanski, Perfumes de Cartago, Trilce, Montevideo, 1994, p.8. Todas las citaciones sobre Perfumes
de Cartago que aparecen en el artículo han sido extraídas de esta edición. Por consiguiente, evitaremos
mencionar la fuente y sólo pondremos el número de página entre paréntesis.
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La novela parece testimoniar que el universo, así como los humanos, también sufre una
metamorfosis con el transitar del tiempo. El pasado evocado se relaciona con una mítica
infancia del humanidad, caracterizada por una época eterna que sirve de contrapartida al
tiempo histórico de los hombres.
Retorno a la edad de oro por medio de las raíces
Perfumes de Cartago inicia en el presente, introducido por medio del personaje de Lunita,
uruguaya de nacimiento, cuyos orígenes familiares son judíos-sirios, quien contempla desde
la ventana de su oficina el mundo carnavalesco exterior. Las personas que ve por la calle
exteriorizan características de un mundo prosaico.
Lunita Mualdeb es una funcionaria, su oficina se encuentra en la avenida 18 de julio, que en tiempo de
carnaval está llena de vendedores, paseantes, mendigos. (p.7)
Este escenario carnavalesco contemporáneo le induce a reflexionar sobre la naturaleza
de un tiempo que desconoce. Para ella el pasado y el presente están enlazados por las
descendencias, pero en el desarrollo de los árboles genealógicos hay una transmutación que
hace que los seres pierdan su natura mágica. Lunita contempla a los niños que juegan y piensa
en la diferencia que existe entre estos infantes y sus antepasados.
Sus abuelas habían flotado como ninfas por jardines de perfumes intensos, recordó y habían sido
ejecutoras de hechos mágicos, milagrosos, supo. De pronto, una sensación de pérdida de familiaridad y
reconocimiento la acometía. (p. 8)
La protagonista se siente ajena al mundo que está avistando, como si la ventana fuese
una muralla para delimitar su espacio de separación con este. La mascarada le hace pensar a la
búsqueda de su identidad y a la vida de las mujeres que la precedieron en su familia.3
Supo, como si alguien se hubiese empeñando en mostrárselo, que vidas como las de sus abuelas y
hermanas de sus abuelas, jamás volverían a ocurrir, los tiempos de ahora eran prosaicos, carecían de
delirios. (p. 8)
La descendiente de los Sus-Mualdeb decide dar las vueltas al presente para comenzar
a indagar sobre el pasado de su familia, las imágenes del carnaval comienzan a combinarse
con los recuerdos de objetos que pertenecieron a sus anteriores, el jolgorio actual le conduce a
lugares arquetípicos de un pasado remoto cuyos protagonistas eran los miembros de su propia
genealogía. siente que su estirpe pertenece a un período idílico de lugares de “ensueño”,
3 Un estudio interesante sobre la búsqueda de identidad en la narrativa de Teresa Porzecanski lo ha hecho
Debora Cordeiro-Sipin en su tesis Jewish Authors from the Southern-Cone: Argentina, Brazil, and Uruguay,
Florida State University, 2005, pp. 96-111. Disponible on line en http://etd.lib.fsu.edu/theses_1/available/etd-
04112005-164931/unrestricted/Sipin_D.pdf
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viendo sus manos piensa que estas “brotaban de escondida raíz (p. 8)” y decide abrir las
puertas de la casa de aquella familia de la que nunca conoció verdaderamente.
Lunita y Ángela Tejera
En la novela son dos los personajes que hacen un traslado hacia la cultura de sus antepasados
por medio del carnaval: Lunita (quien pertenece al mundo de los blancos/descendientes de
inmigrantes) y Ángela Tejera (mulata, quien pertenece al mundo de los segregados por la
sociedad uruguaya). Estos dos personajes son una demostración de la estratificación social
uruguaya.
El baile de máscaras en Perfumes de Cartago desempeña una función simbólica y
sociológica a la vez. A nivel simbólico, el carnaval muestra un mundo al revés, en el cual los
valores de los mundos idílicos han desaparecido. A nivel sociológico, la autora utiliza esta
fiesta para establecer realidades socio-antropológicas sobre el sistema social uruguayo44, pues
trae a colación la condiciones de la gradación social y racial en Uruguay. Mientras Lunita
contempla el desfile de apertura de la avenida 18 de julio, Ángela asiste al desfile de los
barrios negros o desfile de llamadas, en el cual los protagonistas son los tambores que marcan
el ritmo del Candombe.
Por medio de las comparsas del barrio negro la narradora reflexiona sobre la
degradación del saber afro-uruguayo. La cultura y las creencias africanas se han convertido en
una remedo en el continente americano, los estandartes que antes honraban a los espíritus
selváticos ahora son solamente una representación folclórica de una minoría étnica.
[…] comparsas de negros y de blancos pintados como negros, avanzan con estandartes que otrora
honraran a los traicionados espíritus de las selvas. (p. 61).
El ruido de los tambores, la presencia de otros afro-uruguayos, hacen que Ángela
Tejera entre en un plano pseudo-onírico y viaje astralmente hasta el Sudán adonde ve un
grupo de mujeres que descienden con cántaros en sus cabezas.
Como en un sueño, Ángela Tejera ve de pronto venir hacia ella imágenes precisas de calles de calles de
terraplén en una aldea Bambara del Sudán, por la que descienden en fila india altas mujeres con
cántaros ovales en equilibrio perfecto sobre sus cabezas (p.62).
Ángela ve a esta misma raza de mujeres, caminando descalza por las aceras de
Montevideo, trabajando como lavanderas para las personas que las habían esclavizado.
4 Véase Gustavo Remedi, Carnival theater: Uruguay’s popular performers and national culture, University of
Minnesota Press, Minneapolis, 2004, p.43.
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Porzecanski utiliza el contraste entre los colores negro-blanco y la profesión de lavanderas de
las afro-uruguayas para demostrar la posición servil de estas. Los pensamientos de Ángela
transitan entre la libertad de sus antepasados en África, su captura, su esclavización y su
marginalización social después de la abolición.
Siglos después, serían lavanderas negras que en las madrugadas cruzaban las aceras congeladas con los
pies descalzos. […]vio Ángela que las negras lavaban y lavaban la ropa para tornarla más blanca. (p.
62)
La joven afro-uruguaya se considera coparticipe de la suerte de los demás miembros
de su raza y ella misma se siente capturada con cadenas.
[…] Ángela se mira los brazos, los tobillos, tiene cicatrices de cadenas en muñecas, en el cuello. Ve a su
abuelo el predicador, hundido en el umbral de una casa, en un país extraño, en una ciudad marítima.
Hace frío. (p.62)
El símbolo de la llave
Según Juan Eduardo Cirlot, simbólicamente el encuentro de una llave expone, pues, la fase
previa a la del hallazgo del tesoro difícil de encontrar. Para él, existe un parentesco
morfológico entre la llave y el signo de Nem Ankh o cruz anzada de los egipcios. Según
Cirlot la Nem Ankh representa la llave de la vida eterna que abre las puertas de la muerte para
la inmortalidad5.
En el caso de Lunita, mientras está observando el carnaval montevideano, su mano
percibe “ el frío bronce de una llave alargada” (p. 8). Este objeto le permite abrir la puerta de
la casa de la familia Sus - Mualdeb, estirpe hebreo-siria llegada a Montevideo durante las
primeras décadas del novecientos. La llave no la conduce a la puerta de la eternidad, pero le
permitirá viajar a través del tiempo y del espacio, conocer la vida de sus antepasados y
reconocer su propia identidad. El desplazamiento fantástico de Lunita es un tipo de iniciación
a la búsqueda de si misma, por medio de sus orígenes extranjeros encontrará finalmente su
propio destino y decidirá asumir su identidad de uruguaya.
Las puertas de la casa Mualdeb sirven para analizar por medio de una combinación de
elementos reales y fantásticos, hechos importantes de la historia de Uruguay, tales como: la
migración, la esclavitud, la prostitución, el anarquismo, la dictadura, etc.
5 Cfr. Juan Eduardo Cirlot, Diccionario de los Símbolos tradicionales, Ediciones Siruela, Madrid, 2004, p. 43.
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La migración
La casa Sus- Mualdeb muestra los secretos de esa estirpe destinada a la migración, que es uno
de los tópicos comunes de la escritura de Teresa Porzecanski. Por medio de los
desplazamientos del linaje Sus-Mualdeb, la escritora hace de Perfumes de Cartago una novela
itinerante en la cual el destino de las diferentes generaciones está relacionado al constante
cambio de lugar.
Días largos navegando hacia una melancólica tierra prometida. Nada parecía haber ocurrido entre el
viaje de Abraham Neftalí Sus, el padre del padre de su abuelo, escapado del Reino de León hacia poco
más de cuatro siglos y este viaje suyo ahora (p.32)
El éxodo constante de la descendencia de la ya mencionada familia es una suerte de
aprendizaje relacionado con la búsqueda de un lugar quimérico en el cual los miembros del
clan encontrarían finalmente la cesación de todos los dolores que su estirpe había sufrido.
A lo lejos, casi veía sus pueblos desnudos, inocentes de pecado, cultivando huertos de los que brotaban
sandías […]Una tierra que no conocía el odio ni el estigma. Una tierra sin mal […] bajo una brisa
compasiva, reposaría de los dolores de su estirpe, enterrados en él por cópulas antiguas.(p.31)
La emigración, uno de los ejes temáticos de mayor importancia en el desarrollo de la
novela, se relaciona con los mitos del paraíso, del exilio, del eterno retorno, de la búsqueda
del ser. Constituye una transición entre el universo del extranjero y la realidad nacional
uruguaya. Por medio del desplazamiento de las mujeres de la familia Sus-Mualdeb, la voz
narrativa habla de los consulados uruguayos itinerantes, de los barcos de inmigrantes, etc.
Nazira Mualdeb mientras responde al funcionario piensa a los manteles bordados a mano de su propia
madre que llevará y que cruzarían el mar como nunca lo habían hecho su madre ni la madre de su madre
(p. 22)
El patriarca del grupo José Sus muere antes de desembarcar en Montevideo. Nazira y
sus hijas experimentaban amargas experiencias de vida como el alojamiento en conventillos,
el co-alquiler de una casa, el abuso sexual hacia Camila, la prostitución de Esterina, etc. Los
personajes son una reflexión sobre la posición del inmigrante femenino, no siempre fácil, en
Uruguay.
El lugar que esta familia había concebido como una tierra prometida en la que
terminaban todos los problemas que les sucedían en Aleppo difiere del lugar idílico de sus
fantasías. Nazira la matriarca del grupo familiar comienza a viajar oníricamente a Ur, donde
su mente reconstruye jardines de perfecta vida y armonía, como si estos desplazamientos
imaginarios le ayudasen a escapar de una realidad que le resulta extraña y frustrante.
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De pronto Nazira se ve a si misma, en una antigua cocina de Ur. En los almíbares anaranjados del
damasco se congrega un travieso sabor, meloso al principio, agrio después, que retrotrae a jardines
milagrosos del comienzo del mundo. El hervor ambarino crepita sobre la llama como un molusco vivo e
informe, emitiendo un brillo de vapores de azúcar. Ese sabor habíase generado solamente en Ur, en los
huertos prohibidos del principio, en lis que frutos insólitamente grandes maduraban soberbios e
intocados. Ahora, milenios más tarde, desolado el jardín por la expulsión de todo humano, sólo roces de
hojas y ramajes conversaban secretísimos cuentos de pecado. (p.13)
Contexto político - ideológico
Los personajes de la novela viven entre dos mundos, necesitan alternar la realidad con un
cosmos creado por sus mentes. El personaje de Jeremías Berro por ejemplo divide sus
pensamientos en tres espacios temporales: un pasado de mundos de gesta, su propio pasado en
Siria y su presente en Uruguay. Su perfumería llamada Perfumes de Cartago le abre las
puertas de aquel que considera su propio espacio.
Como le ocurriera cada mañana que entrara, sintió que ése era su verdadero espacio, mucho más que su
casa y que el dormitorio que compartía con Jasibe, era ese salón de piso ajedrezado y con fuerte olor a
humedad. (p.17)
Su verdadero sitio era un punto en el que podían converger sus recuerdos, su presente
y sus sueños. En este lugar Berros reconstruía lo que él pensaba fuesen los olores y las
sensaciones de un Cartago idealizado.
Perfumes de Cartago no era sólo un nombre para recordarle a la clientela trozos de mundos olvidados
[…]. Jeremías Berro había querido invitar a la gente a soñar con travesías y lugares distantes, ya por
mucho tiempo desaparecidos. (pp. 23-24)
La perfumería de Jeremías Berro es también el lugar que le permite participar en la
vida política de Uruguay y de cierta manera integrase a este su nuevo país.
“Bien”, dijo Jeremías Berro, “justo lo que andaba buscando. Porque yo pretendo lo mismo para éste,
que ahora es mi país. Quiero unirme a ustedes” . (p.26)
Este personaje entrelaza elementos pertenecientes a la sociedad uruguaya con
componentes pertenecientes a las realidades de otras naciones que han penetrado por medio
de sus inmigrantes en la vida montevideana.
“Acá hay una revolución, señor , en este mismo momento, y aunque usted no lo crea” dijo Anselmo
[…] tenía en ese momento un gobierno dictatorial. Ese significaba que no había sido elegido por
mecanismos democráticos, sino que la persecución y el fraude habían primado sobre las leyes
constitucionales. (p. 25)
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La dictadura de Gabriel Terra constituye el escenario para la intervención de Berro en
la contexto uruguayo6. Durante su mandato, Terra disolvió el parlamento y censuró la prensa,
su gobierno fue de carácter conservador, autoritario y antiliberal al que se opusieron
diferentes movimientos políticos e ideológicos como lo indican los hermanos Tartaglia en la
novela.
Jeremías Berro les pregunta cuales eran las ideas que profesaban esos patriotas y los jóvenes responden:
“son blancos positivistas y colorados democráticos” “y hay también anarquistas, socialistas, y soñadores
de todo tipo” “lo que nos une es querer un país libre y un gobierno legítimo” (p.26)
Berro se deja influenciar por los pensamientos anarquistas de los hermanos Tartaglia.
El apellido italiano de estos dos personajes es un instrumento que Porzecanski utiliza para dar
a notar que los pensamientos sindicalistas que circulaban en el Uruguay de los años treinta
eran en parte influenciadas por las ideas anarquistas italianas.
Jeremías Berro asumirá totalmente su papel de integrante activo de la vida uruguaya,
incluso será capaz de crear una bomba aromática para eliminar a Gabriel Terra que estallará
en la pieza de una pensión del barrio de la aguada, matando a Giménez, emisario de los
hermanos Tartaglia.
“Extraño acontecimiento en el barrio de la aguada […]. Se encontró un hombre muerto en una pieza de
pensión en extrañas circunstancias: habría fallecido por rara explosión aromatizada”.(p. 98)
La figura de los agitadores es referida en diferentes capítulos de la novela y circunda
no sólo a Jeremías Berro. Esterina, la madre de Lunita, se convierte en amante de un
anarquista que llegó a esconderse al prostíbulo en el que ella trabajaba.
A las cuatro de la mañana y después de haber bajado dos litros de caña, profirió acusaciones, delató
nombres, y concluyó con una reflexión de si mismo […] “soy anarquista” […] “me vine de Buenos
Aires” […] (p.40)
Además el misterioso co-inquilino Peralta esconderá, en el sótano de la casa alquilada
por la familia Mualdeb, a los anarquistas perseguidos por el gobierno de Terra.
La prostitución
Esterina, madre de Lunita, ejemplifica la frágil posición de la mujer extranjera en el
Uruguay de inicios del siglo XX. Esta mujer nos es presentada como víctima de un abuso
legal.
6 Véase Elizabeth G. Rivero, Visiones y Revisiones: El espacio de la nación en la narrativa uruguaya del
retorno a la democracia, Department of Spanish and Portuguese, University of Maryland, 2005, pp. 53-86.
Disponible on line en http://www.lib.umd.edu/drum/bitstream/1903/3200/1/umi-umd-3023.pdf.
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“Esto es una capitulación matrimonial de bienes” –escuchó que el abogado explicaba- “y es totalmente
válida” agregó. (p. 27)
Esterina se animó a preguntar como podía ser válida si ella no había firmado ningún papel, si
sistemáticamente se había negado a hacerlo cada vez que su marido la encerraba después de golpearla.”
Justamente, sonrió el abogado, “aquí hay una cruz y los testigos declaran que usted no sabía firmar.
(p.27)
Mientras trata de entender las bases de una justicia injusta, el abogado la mira
insinuándole que si ella aceptaba sus propuestas sexuales, él habría podido facilitarle las
cosas.
[…]Allí estaba ese abogado mirándola con propuestas en los ojos. Si ella quisiera él haría todo lo
posible. (p.27)
Esterina se encuentra sin bienes, analfabeta y con una hija que mantener. La única
opción que halla para poder salir adelante fue seguir el consejo de su amigo don Zaquim y
convertirse en prostituta como otras jóvenes extranjeras que tenían una situación parecida a la
suya.
[…]Muchas jóvenes llegadas de Polonia, de Lituania, aunque las más solicitadas eran como ella, sirias
que hablaban francés o francesas de padres sirios. (p.29)
Esta vida constituye un modo de sobrevivencia que la protege de la intemperie. Por
medio de la prostitución puede dar ciertas comodidades a su hija Lunita y además se puede
permitir enviar dinero a Siria para hacer llegar a sus familiares.
[…]tendría una habitación para ella y para la niña, y comida, y podría enviar a buscar a sus padres y
hermanas, y hasta recuperarse – sólo trabajaría por las noches- y quizás, con el tiempo, podría
comprarse una máquina de coser. (p.29)
La casa de trata de doña Regina es el perfil de un hecho común en Uruguay durante las
primeras décadas del siglo XX. Muchas jóvenes extranjeras llegaban a Uruguay víctimas de
engaños y se encontraban bajo la tutela de un proxeneta.
Era cierto que muchas de las otras se quejaban; las polacas que habían sido embarcadas por supuestos
prometidos enriquecidos de la noche a la mañana en una América pródiga, las que habían traído del
bajo Yerbal, ahora clausurado, y enfermado ya dos y tres veces, las que sabían que estaban infectadas y
suscritas en largo plazo a una decadencia que no perdonarían ni clientes ni dueños. Las que habían
soñado con ser estrellas de varieté subiendo de bien abajo y encontrando como por casualidad a aquel
que con locura y heroísmo las redimiría de una vida perversa. Las maldiciones se escuchaban en varios
idiomas. (p.38)
Las circunstancias sociales de la mujer en Uruguay no eran favorables a inicios del
novecientos. El espacio que se les reservaba como miembro activo de la sociedad era el área
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doméstica. Porzecanski demuestra que una mujer que deseaba solventar a su familia no tenía
muchas opciones. La prostitución representaba para las inmigrantes, sin dinero y con
problemas lingüísticos, uno de los pocos modos de sobrevivencia7.
La tradición afro-uruguaya
En Perfumes de Cartago los inmigrantes son la base de la novela. Los elementos culturales,
que cada uno de ellos porta consigo desde su nación, van a marcar no solamente la vida de los
expatriados propiamente dichos, mas también la vida de sus descendientes.
Ángela Tejera es un componente clave para introducir la realidad afro-uruguaya en la
obra. La criada de los Mualdeb es una prueba de lo arduo que era para los afro-uruguayos
integrarse a una sociedad segregacionista:
[…]Se sintió negra entre los blancos. Parda vio su propia piel de los brazos y se preguntó para qué había
venido. (p.46)
La joven sirvienta siente el dolor de la discriminación racial y posee un cierto
resentimiento por las personas que han sometido su ralea. En la novela es cortejada por un
joven de apellido portugués (Moreira) a quien desprecia y trata como esclavo, quizás para en
cierto modo hacer pagar a la estirpe lusitana las humillaciones que sufrió su abuelo Cristiano
Tejera.
[…]su abuelo le había contado cómo había escapado a campo traviesa de la cadena esclavista de un
bandeirante. (p.48)
Cristiano encarna al africano escarnecido en su tradición. Obligado a cambiar de
continente, de nombre y de religión forma parte de los miembros marginados de la sociedad.
La imposición de una identidad, de una condición social, de un culto y de una tierra son motes
de la represión existente durante el período colonial.
[…]Cristiano Tejera, así bautizado por un jesuita ciego, profeta caminaba como Abram. (p. 48)
El contexto situacional de los afro-uruguayos de Perfumes de Cartago no difiere tanto
del estatuto que tenían durante la época colonial. La ley de vientres y la abolición son
solamente apariencias, pues continúan a ser marginados8. Ángela Tejera trabaja para la
familia de inmigrantes porque ninguna casa uruguaya quiso asumirla por su color de piel; para
7 Un estudio importante sobre la trata de blancas en Uruguay ha sido realizado por Ivette Trochon en su libro
Las mercancias del amor: Prostitución y Modernidad en el Uruguay (1880-1932), Taurus, Montevideo, 2003,
p.144.
8 Para profundizar sobre la condición de los afro-uruguayos véase el libro de Jorge Pelfort, 150 años: abolición
de la esclavitud en el Uruguay, Ediciones de la Plaza, Montevideo, 1996, p.127.
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ella Nazira, quien la contrató, tiene una función angelical, pues le ofreció que sea su
doméstica evitándole una vida callejera.
[…]Quiero decir, doña Nazira, que así como un ángel me la puso a usted en el camino, otro ángel me lo
puso a él. Pero como el está lejos, y nunca me conocería, fue en sueños también que me preñó […] se
trata de Carlos Gardel. (p.108)
Teresa Porzecanksi manipula perfectamente la función de este personaje en la novela,
pues ella parece figurar al Orisha Oshum, quien ha sido suplantada (en algunas poblaciones
afro-americanas) por la virgen de la Caridad. La sirvienta de la familia Mualdeb es al mismo
tiempo la conservación de la identidad africana y la imposición de la tradición uruguaya.
Ángela se había puesto un vestido de seda brillosa que había pertenecido primero a Jasibe y luego a
Lidia. Alguien había comentado que el vestido tenía su historia. En la vieja Damasco, el padre de
Nazira lo había comprado para que lo luciera ante la familia de un posible marido con el que estaba a
punto de cerrar trato para un honorable y conveniente matrimonio. (p.45)
Ángela Tejera, mulata, representa la fusión perfecta, ella es al mismo tiempo Oshum
(por ello su vestido de seda brillosa) y la Virgen de la Caridad. La unión de Tejera y Gardel se
produce en el plano onírico, el hijo que ella lleva en su vientre es un ideal.
Reconocimiento de una identidad uruguaya
Perfumes de Cartago rememora las vivencias de los inmigrantes y de los descendientes de
inmigrantes nacidos en Uruguay. La función de los primeros es la de construir un puente, al
interno de la narración, entre lugares lejanos y la ciudad de Montevideo. Los segundos, en
cambio, representan la búsqueda de una identidad nacional. Lunita y Ángela Tejera son el
símbolo de tantos hijos de inmigrantes que tratan de saber quienes son.
Lunita, al final, decide continuar con su vida diaria y lanza la llave al mar por el cual
llegaron sus antepasados. Este acto figura su toma de posición del territorio uruguayo como
suyo, reconociendo, tal vez, que el mundo prosaico cotidiano es suyo y que aquellos
universos de ensueño de sus antepasados eran solamente parte de un remoto recuerdo al cual
ella no pertenece.
El mestizaje es, probablemente, la única manera que Ángela Tejera encuentra para
medrar en la sociedad. Su problema no es sólo una cuestión de ajenidad en relación a la tierra
de nacimiento, sino es también un problema de segregación racial. La combinación étnica
ocurrida por medio del plano onírico demuestra el carácter improbable de esta unión en la
realidad uruguaya.
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Conclusiones
Perfumes de Cartago trata la realidad multicultural uruguaya. La presencia de inmigrantes
provenientes de Oriente Medio, Europa y África indican que la sociedad rioplatense es un
sistema compuesto por una combinación de nacionalidades.
La obra es un verdadero estudio de las causas de la estratificación social uruguaya. La
autora busca estas razones en el período de expansión español. La situación que viven los
personajes en el presente es el fiel reflejo de lo que vivieron sus anteriores durante la época de
auge colonial.
La novela es un constante diálogo entre los mundos legendarios y el mundo real. Los
personajes se mueven entre una dimensión meta-histórica y la realidad histórica. El contraste
existente entre estas dos dimensiones sirve para demostrar los desafueros presentes en el
mundo contemporáneo.
Los personajes de Perfumes de Cartago buscan su propio espacio por medio de la
reivindicación de sus orígenes y la adaptación a la sociedad en la que viven. Los protagonistas
femeninos demuestran el difícil papel de la mujer al interior del sistema social del novecientos
que las destina a una realidad casera o al meretricio.
Perfumes de Cartago es una novela que permite una doble lectura. Por una parte es
una obra fantástica en la cual se reconstruyen mundos ideales, y por otra, es una novela que
examina la realidad social uruguaya tomando en consideración todos los elementos humanos
que la constituyen.
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85
Bibliografía:
AMIR Samin, El desarrollo desigual,. Fontanella, Barcelona, 1978.
CIRLOT Juan Eduardo, Diccionario de los Símbolos tradicionales, Ediciones Siruela,
Madrid, 2004.
CORDEIRO-SIPIN Debora, Jewish Authors from the Southern-Cone: Argentina, Brazil, and
Uruguay, Florida State University, Florida, 2005.
FARAONE Roque, El Uruguay en que vivimos(1900-1968), Arca, Montevideo, 1970.
METHOL FERRÉ Alberto, Las corrientes religiosas, Nuestra Tierra, Montevideo, 1969
PELFORT Jorge, 150 años: abolición de la esclavitud en el Uruguay, Ediciones de la Plaza,
Montevideo, 1996, p.127.
PORZECANSKI Teresa, Perfumes de Cartago, Trilce, Montevideo, 1994
REMEDI Gustavo, Carnival theater: Uruguay’s popular performers and national cultura,
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RIVERO Elizabeth G., Visiones y Revisiones: El espacio de la nación en la narrativa
uruguaya del retorno a la democracia, Department of Spanish and Portuguese, University of
Maryland, 2005.
TROCHON Ivette, Las mercancias del amor: Prostitución y Modernidad en el Uruguay
(1880-1932), Taurus, Montevideo, 2003.
Sitografía:
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http://www.ucm.es/info/especulo/numero19/porzecan.html
http://etd.lib.fsu.edu/theses_1/available/etd-04112005-164931/unrestricted/Sipin_D.pdf
http://www.lib.umd.edu/drum/bitstream/1903/3200/1/umi-umd-3023.pdf.
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